Omar "Caballo" Suárez, obligó ayer a sus afiliados a cumplir “trabajo a reglamento” desde las 19 horas, lo que en los hechos paraliza el movimiento de embarcaciones y remolcadores.

El presidente del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (Somu) respondió así al procesamiento que el juez Rodolfo Canicoba Corral le dictó ayer con el embargo de cinco millones de dólares, en una causa penal por entorpecer el movimiento de buques en los puertos.

Fuentes del sector contaron a LPO que el líder marítimo sintió que iban por él cuando vio que el fallo cita a declarar al ex secretario de Medio Ambiente del Somu, Alejandro Giorgi y a Orlando Alfaro, presidente de la agrupación marítima 33 celeste.

Alfaro se fue del gremio en 2010 y se convirtió en el principal enemigo de Suárez por no coincidir con el acuerdo pesquero. Ahora podrá declarar en su contra. 

El trabajo a reglamento no es otra cosa que una presión de Suárez a los empresarios para que presionan al Gobierno. "Ahora tóquenle el timbre a Cristina para que me baje la causa", ples dijo el gremialista a los ejecutivos, según pudo saber LPO.  

De esta manera el personal del Somu sólo cumpliría funciones de lunes a Viernes de 7 a 11 y de 13 a 17; los sábados hasta las 13, tal como indica el Convenio Colectivo de Trabajo. Aunque técnicamente no es un paro y por lo tanto Carlos Tomada no puede dictar conciliación obligatoria, sin guardias y horas extras los barcos no pueden ingresar y egresar a los puertos.  

"Tenemos todo parado. No salimos del asombró de ahora que por el accionar de la justicia, quedemos de rehén del sindicalista del Somu que sin duda utiliza al gremio como una falange para la defensa de sus intereses personales al quedar procesado. Existe en esto un fuerte sentimiento de impunidad y un mensaje a la sociedad que requiere la intervención de los poderes del estado competentes", sostuvo una fuente del sector ligada a Suárez.

Como adelantó LPO, el miércoles los empresarios marítimos habían tenido un duro cruce con Suárez, porque les exigió pagar un diferencial por el impuesto a las ganancias, con la amenaza de abandonar las horas extras y la limpieza de tanques.

Suárez buscó así no evitar reclamos al Gobierno por la falta de actualización del mínimo imponible por Ganancias sin golpear las puertas de la Casa Rosada, con la esperanza de no ser procesado. 

No lo consiguió y encima en enero deberá afrontar su causa por extorsión, por la que podría quedar preso.