“El gran defecto que tiene Uruguay, la madre de todos los defectos, es que tiene un sistema político que vive permanentemente en campaña electoral, más allá de las declaraciones”. Así dijo el presidente José Mujica, en un reportaje del diario “La República” que reproduce Página/ 12.

Y continúa “ Este es el obstáculo electoral mayor que tiene Uruguay y no los versos que se hacen. Se preocupan por el escenario electoral para poder ganar; entonces cuanto peor le vaya al gobierno y más obstáculos, mejor , porque no importa la gente”.

No sólo Uruguay padece estas mezquindades. Las democracias tienen sus enfermedades, hijas generalmente de la ambición de poder o de la codicia, vale decir de debilidades humanas.

En la frase de Mujica “... porque no importa la gente” está la clave para pensar. Es la gente – la que no está en campaña- la que tiene que tomar conciencia de esta enfermedad y hacerse valer como importante, rechazando a los obstaculizadores seriales, porque poner obstáculos para hacer fracasar a unos no garantiza que los otros tengan mejores propuestas y de los daños inferidos luego es difícil salir.

Miremos si no, la experiencia de la ex - Alianza, especialistas en demonizar, pero que cuando al fin ganaron no pudieron ni mejorar ni transformar la gestión recibida, sino que demolieron todo en dos años y dejaron al país en el subsuelo.

Hay un tiempo para construir y un tiempo para votar, un tiempo para consensuar y un tiempo para confrontar. Este año 2012, luego de elecciones que masivamente consagraron a nuestros gobernantes por cuatro años más, debiera ser un año para construir, no para pelear.