El estallido social que se extiende a lo largo de Chile a raíz del aumento del costo de transporte visibilizó un descontento que apunta a los pilares de un modelo económico que desde hace años es tomado como ejemplo para toda la región.

El conflicto ya acumula un saldo de once muertos y representa mucho más que una protesta contra la suba del 3% del boleto del metro (subte) de Santiago. De hecho, el Gobierno ya decretó el toque de queda en ciudades que no cuentan con transporte subterráneo y el estado de emergencia abarca a 10 de las 16 regiones del país vecino.

"Los chilenos no quieren cambiar el modelo económico, quieren ser parte de los beneficios"

Según cálculos de la Fundación Sol, el gasto mínimo en transporte para poder ir a trabajar representa el 21% del salario mínimo, con un nivel de servicio que no se corresponde con esta tarifa. Es que, producto de la fuerte expansión de la red que llevó el metro hacia las comunas periféricas, desde hace años que los trenes se vieron colapsados por una demanda imprevista.

Lo que está sucediendo excede al conflicto del metro y tiene que ver con otras alzas como los costos de salud o la tarifa eléctrica que ya subió un 10% en Santiago y puede llegar a un 19% para fin de año, indicó el economista Benjamín Sáez

"Lo que está sucediendo excede al conflicto del metro y tiene que ver con otras alzas como los costos de salud o la tarifa eléctrica que ya subió un 10% en Santiago y puede llegar a un 19% para fin de año por un cambio en los medidores que están cargando sobre los usuarios", indicó a LPO el economista trasandino, Benjamín Sáez.

El enojo por este cambio obligatorio en los medidores eléctricos lleva varios meses y adquirió notoriedad tras la queja del futbolista Nicolás Maturana, que lo calificó como "un robo" al término de un partido.

"Chile ha tenido la característica de disimular los descontentos desde el retorno a la democracia. Hace cinco años venimos con un fuerte descrédito de las instituciones a pesar de un crecimiento económico que si bien es mayor al de algunos países vecinos, no se plasma ni en los sueldos ni en la calidad de vida de la población", explicó a este medio Dino Pancani, integrante del cuerpo académico de la Universidad de Chile.

Una de las mayores críticas de los chilenos radica en la gran desigualdad social. Actualmente la mitad de la población gana menos de 550 dólares mensuales en un país con un altísimo costo de vida (Santiago está entre las capitales más caras del mundo) y el 1% más rico acumula el 33% de los ingresos. A su vez, la pobreza -que se sitúa en el 8,6%- saltaría en torno al 30% si se utilizara una canasta más exigente como la que usan otros países de la región, de acuerdo a la Fundación Sol.

Las personas tienen acceso a cierto consumo, pero a base de un endeudamiento que representa el 74% del ingreso disponible de los hogares, agregó Sáez 

En este sentido, desde esta entidad subrayaron que se ven diversos síntomas de agotamiento del famoso "milagro chileno". "Se han ido bajando las proyecciones de crecimiento y lo más preocupante es que la economía no muestra signos de reacción a pesar de haber bajado tres veces la tasa de interés", afirmó Sáez. "Las personas tienen acceso a cierto consumo, pero a base de un endeudamiento que representa el 74% del ingreso disponible de los hogares", agregó.

Ya son diez los muertos en Chile y Piñera dice que están "en guerra"

Aunque despierte cierta envidia en la Argentina, otra de las debilidades del sistema que marcan los economistas es la muy baja inflación, que está reflejando un alicaído consumo. "Septiembre es uno de los meses de mayor actividad por las fiestas nacionales y aun así la inflación no parece haber subido", advierte Sáez.

Estas alarmas dieron paso a un conjunto de medidas por parte del gobierno de Piñera, que está impulsando un paquete de reformas en el ámbito tributario, laboral y en el sistema de pensiones que contribuyeron a elevar el malestar social.