Durante su informe de gestión ante el Senado, Santiago Cafiero se negó a detallar el destino que tendrán los Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI, que alcanzarÃan los 4320 mil millones de dólares y el oficialismo de esta Cámara reclamó a través de un proyecto de declaración que se invierta en aliviar efectos de la pandemia y no en cancelar los vencimientos con el organismo de este año.
Fue presentado por Oscar Parrilli y aprobado por la mayorÃa oficialista justo cuando Alberto Fernández negociaba con los presidentes de Europa nuevas condiciones de pago con el club de ParÃs y el FMI.
Parrilli, que la semana pasada le pegó a Guzmán por su reforma de Ganancias para empresas, no se anotó para hacerle preguntas a Cafiero como muchos de sus compañeros. Más llamó la atención que Cristina Kirchner no presidiera la sesión ni siquiera un minuto, la primera vez que rehúsa de esa obligación desde que es vicepresidenta.
El kirchnerismo aprobó el proyecto que condiciona la negociación con el FMI
Quien preguntó sobre el destino de los DEG no fue un oficialista sino Alberto Weretilneck, el rionegrino que tiene un monobloque y el año pasado fue aliado del Gobierno en las leyes claves.
Cafiero cuidó mucho las palabras al responder, pero no alcanzó para ocultar una evidente tensión interna por este asunto. "La distribución de DEG primero hay que esperar que se de y luego el presidente va a tomar la determinación", aclaró.
"Lo que puedo garantizar -siguió- es que cualquier cosa que se determine va ser para sostener y promover la actividad y el empleo. Y esa es la determinación del presidente y del espacio polÃtico. No puedo dar más precisiones porque no las tenemos", respondió.
Las posiciones encontradas en el binomio gobernante por la negociación de la deuda con el FMI formó parte de la reunión que Cafiero tuvo el lunes en su despacho con las autoridades del bloque de senadores oficialista y según supo LPO, por ahora siguen las diferencias.
Mientras que para Alberto el peor escenario es el default con el FMI y el Club de ParÃs, Cristina pareciera preferirlo antes que un arreglo que reedite un ciclo de endeudamiento externo que a su entender sea capaz de ahogar el fisco a mediano y largo plazo.
Para dejar clara la posición del presidente, el lunes Cafiero celebró la prórroga de dos meses otorgada por el club de ParÃs para cumplir con el vencimiento, muestra de que romper relaciones no está en carpeta.
Cafiero recibió a los senadores después de los cruces por el FMI
Las DEG son monedas emitidas por el FMI y para paliar la pandemia su directorio anunció que repartirá entre sus paÃses asociados el equivalente a 650 mil millones de dólares, a distribuir según las acciones de cada uno.
A Argentina le corresponderÃan 4320 mil, un monto similar a los dos vencimientos que tiene con el FMI antes de fin año por el préstamo de 44 mil millones que le entregó a Mauricio Macri. El resto de los pagos se acumulan los años siguientes y es lo que más le interesa negociar a Alberto.
Durante el acto del 24 de marzo, Cristina pidió un plazo amplia y tasas mÃnimas para devolver el préstamo y de lo contrario coqueteó con la idea de un default que en la Rosada consideran un destino perjudicial.
La vicepresidenta diseñó una ingenierÃa legal para que tener voz y voto en el asunto: a partir de un artÃculo incorporado por sus senadores a una ley enviada por Alberto en diciembre que ratificaba la potestad del Congreso para habilitar endeudamientos, se prohÃbe la deuda en dólares para gastos corrientes, ya sea aportada por bonistas como por organismos.
De esta manera, no es posible la llegada de un stand by con el FMI que permita cancelar los vencimientos y hacerse de un monto de dólares necesarios para cubrir otros baches de la gestión. Y para cualquier otra decisión Alberto sólo puede avanzar con los votos de Cristina. Nada fácil en este tema.
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PERO no querer definir el destino, muestra el nivel improvisación y desmadre que es esta gestión.
Qué no vuelvan más, había que esforzarse para superar a Macri, en su mala gestión, y lo lograron con crecer... uno peor que el otro.
Pensar que el abuelo era un cajetilla