Luego de su encuentro con el presidente Andrés Manuel López Obrador, la vicepresidenta Kamala Harris evidenció el desaire del gobierno estadounidense al reclamo mexicano para dejar de financiar a organizaciones de la sociedad civil, pues en este diálogo la funcionaria exigió se les deje trabajar "sin interferencias".

En una entrevista con la agencia EFE, Harris afirmó: "Este es un tema que me preocupa profundamente, porque queremos asegurarnos de que hay independencia: un sistema judicial independiente, una prensa independiente, y que las organizaciones sin ánimo de lucro, las ONG, puedan hacer su trabajo sin interferencias. Eso lo dejé muy claro", dijo, a días de su visita a Guatemala y México.

Sobre esta conversación, el presidente López Obrador había asegurado que Harris se mostró "amiga de México" y que el diálogo fue "muy bueno", afirmando que estuvo concentrado en temas migratorios y la reapertura de la frontera entre ambos países, omitiendo esta exigencia por parte de la funcionaria estadounidense.

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Como se sabe, el reclamo que semanas atrás hizo AMLO era directo contra la organización de Claudio X. González, Mexicanos Contra la Corrupción, a la que ha acusado de realizar una campaña "golpista" contra su gobierno, intensificada durante el proceso electoral de días pasados. Desde las conferencias matutinas en Palacio Nacional el presidente insistió en diversas ocasiones que era algo "inmoral" ese financiamiento.

Claudio. X. Gonzaléz, líder de "Mexicans contra la Corrupción".

Pero la comunicación enviada desde la oficina de Marcelo Ebrard no tuvo ninguna respuesta, lo cual fue lamentado por López Obrador. Lo cierto es que desde Washington sí se enviaron algunas señales en la vía contraria de los deseos del presidente mexicano. Una de ellas fue que a inicios de junio se dio a conocer que Biden ordenó a las agencias estadounidenses redoblar su colaboración con actores de la sociedad civil en el extranjero.

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Además, previo a este encuentro diplomático, desde Washington ya afirmaban que el tema sería abordado por Harris, pero sin tomar el asunto con gran preocupación, pues lo entienden como una "estrategia electoral" frecuente en América Latina. Es una lectura que surgió luego de que el presidente también deslizara la idea de un "golpe blando" en una de sus conferencias.