Carlos Heller no pudo con su gen futbolero y a las 16.09 interrumpió un plenario de comisiones de la Cámara de Diputados para festejar el 35 aniversario del gol de Diego Maradona a Inglaterra en el mundial de 1986, en el que eludió rivales desde la mitad de la cancha hasta enfrentarse al arquero.

El gesto no simpatizó a la mayoría de los opositores y el macrista Jorge Enríquez pidió no festejar "mientras hay 90 mil muertes", en referencia a las víctimas del Covid 19, suficiente para un feroz intercambio con el oficialismo. 

La celebración fue parte de una campaña en las redes sociales de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), que incluyó una transmisión en vivo en canales de televisión y lugares de concentración, como la cancha de Argentinos Juniors o chicos de Villa Palito, en San Justo, donde Maradona hizo una obra solidaria los últimos años de vida. 

La campaña incluía un hashtagh #GritaloporD10S para que la gente descargara sus gritos evocatorios a Maradona y Heller no se quiso quedar afuera: a las 16.09 interrumpió un plenario que debatía la creación de una bicameral para controlar la licitación de la hidrovía y pidió celebrar.

Trató de hacerlo puntual, pero el diputado socialista Luis Contigiani, que tenía la palabra en ese momento, no entendió el mensaje. "Me deja, que lo interrumpa. Un segundo nada más. Son las 16.09", lo pisó Heller sin éxito. 

Homenaje en la sede de la AFA este martes.

Télam

Es que Contigiani no estaba enterado de la conmemoración y creía erróneamente que le cortaba la palabra por haberse excedido de tiempo. "Termino, termino", se defendía y seguía hablando del proyecto en cuestión. Se hicieron las 16.10 y Heller se sacó las ganas.

"Interpreto el sentimiento general. Aplaudimos, ya que no lo podemos gritar. Y compartamos con todo el país este momento", propuso, pero no se prendieron todos. Chocaron las palmas sus compañeros de bloque Rodolfo Tailhade, Sergio Casas, Germán Martínez y Rosana Bertone. 

Por el PRO se sumó Pablo Tonelli, pero hubo quienes no parecieron muy a gusto con el break, como las radicales Karina Banfi y Gabriela Burgos, que giraba la cabeza en señal de "¿Qué está pasando?".

Lejos de intimidarse, Heller fue todo felicidad con risas y aplausos. "Si quiere gritar el gol, grítelo", lo invitó su compañera entrerriana Mayda Cresto, con quien compartía la coordinación del plenario. 

Pero le alcanzó con las palmas y unas palabras. "Creo que hemos cumplido. Podemos seguir con la reunión. Disculpen, pero creo que nos lo merecemos. Así, además, parecemos normales", chicaneó. 

"Muchas gracias. ¡Muy buena!", le festejó el momento el diputado José Luis Gioja. Tampoco se prendió la macrista Silvia Lospennato ni Graciela Camaño, que cuando le tocó hablar mostró su fastidio. "Justo estaba hablando Contigini. Pero lo interrumpieron", se lamentó.  

Pero un rato antes había roto la armonía Jorge Enriquez, del PRO. "Soy futbolero de años, pero me dio una profunda tristeza la indiferencia ante la muerte, ante lo que están pasando los ciudadanos, cuando se pusieron a festejar el gol de Maradona, de hace 35 años. Si se atrasa el reloj de la historia también se atrasa la vergüenza. Porque esta Cámara tiene la deshonra de tener cinco vacunados VIP, que no fueron capaces de presentar la renuncia a su cargo".

"Uff, me genera tanto mal que estés triste. ¿Te da tristeza un homenaje a Maradona y no te dio tristeza los 50 mil millones de dólares al FMI?", ironizó Tailhade y abrió un ida y vuelta de chicanas por el zoom que nadie podía parar. "Ni espíritu ni para gritar goles tiene Enríquez", aprovechó un silencio Heller.

"Los goles se festejan donde hay que festejarlos y no cuando hay 90 mil muertos porque se robaron la vacuna", insistió Enríquez, en medio un griterío que Cresto no pudo parar hasta que se muteara el último indignado. 

Heller aclaró luego que no fue una idea suya gritar el gol. "Lo habíamos hablado antes de empezar. Creo que somos seres humanos y no hemos hecho mas que darnos la pequeña satisfacción con un sentimiento que es transversal y no tiene nada que ver con partidos y grietas. Y hasta lo que no les gusta el fútbol lo tienen en el corazón. A diferencia de varios colegas me tomé el atrevimiento de pedir una pausa, que eso no le iba a sacar nada de seriedad", se explicó.