Mauricio Macri quedó impresionado tras la reunión privada que mantuvo semanas atrás con el CEO de YPF, Miguel Galuccio, uno de los pocos funcionarios ligados al Gobierno que es valorado por la oposición.
El jefe de gobierno porteño fue invitado por el ingeniero para hablar de la ley de hidrocarburos (también llamada “ley Galuccio”) que se estaba tratando en el Congreso y que finalmente se aprobó en Diputados la semana pasada.
El líder del PRO fue a la reunión acompañado por los diputados Federico Pinedo y Federico Sturzenegger, el senador Diego Santilli y a asesores en materia energética como Emilio Apud, ex secretario de Energía durante el gobierno de Fernando de la Rúa.
Tras escuchar los argumentos que esgrimió Galuccio en favor de la ley que fijó nuevos plazos para las concesiones, Macri y su equipo quedaron satisfechos con la explicación, a excepción de Sturzenegger, que advirtió que el Estado estaba regalando más de US$ 450.000 millones a las petroleras.
Pese a ese argumento que Galuccio replicó con facilidad, Macri acordó con el CEO de YPF que más allá de que el PRO no acompañaría la ley para no quedar pegado al kirchnerismo, su partido no haría una campaña expresa contra la iniciativa.
Galuccio, por su parte, prometió contratar en YPF a un par de asesores de Macri en materia energética.
Pocas horas después, Sturzenegger rompió el pacto acordado con Pinedo y compañía de no atacar la ley Galuccio y salió a cruzar la iniciativa por los medios más grandes del país, lo que le generó resquemores dentro del bloque.
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Concesiones por 45 años, prácticamente a perpetuidad.
Regalías que no han de poder superar el 12% por ley, que aparte de ser las más bajas del Mundo (una burla en realidad), arrolla con los derechos de las provincias. Cabe recordar que el boliviano Morales las llevó al 50% y no por ello se fueron las petroleras, sino por el contrario se apresuraban por conseguir las áreas antes que se las ganaran otros.
Beneficios impositivos, que llevan a impuestos prácticamente cero.
Libertad de disponer del petróleo y gas extraídos, pudiendo exportarlos sin ningún tipo de impedimento, aún en el caso de provocar desabastecimiento interno. Es decir, el Estado renuncia a al manejo soberano de sus recursos energéticos y a fijar la política energética, cosas que han de quedar a criterio y conveniencia de las multinacionales. Por si no lo sabías, los EEUU, siendo el paradigma del mercado, tienen prohibido exportar el petróleo.
Valor internacional del petróleo y gas (de un petróleo y gas extraído de nuestro subsuelo y a un costo muy por debajo de los costos internacionales), tanto para su exportación como para su venta en el mercado interno (de ahí los aumentos de combustibles, que ya superan a los de los EEUU).
Libertad de libre giro de las divisas obtenidas al exterior, o directamente no ser ingresadas al Pais.
Por ley de hidrocarburos las empresas quedan exentas de responsabilidad sobre contaminación del medio ambiente, y cualquier demanda que se plantee sobre daño ambiental deberá ser afrontada por el Estado (o sea que todos nosotros ?la Nación- hemos de pagar nuestras propias indemnizaciones por los daños ocasionados por esas empresas multinacionales).
Se coloca todo bajo jurisdicción de los tribunales de EEUU (los mismos de los ?fondos buitres?, entonces ¿en qué quedamos?. Parece que es ?Patria o buitres, pero no tanto?) y accesoriamente de Francia (la misma Francia que durante Malvinas le dio a los ingleses los códigos de las armas que nos había vendido, y la misma Francia que durante el Proceso Militar tuvo a sus militares en el edificio del Ejército asesorando y supervisando la política represiva ejecutada en los ?años de plomo?). Entonces, aparte de la resignación de soberanía que supone el dar primacía a tribunales extranjeros antes que a los propios, ¿qué podremos esperar de los fallos tanto de los tribunales norteamericanos como de los franceses?.
El contrato de concesión otorga que la multinacional (en este caso Chevron) aunque se retire de la explotación del yacimiento (sea en unos meses, sea en un año) seguirá percibiendo de por vida su parte de las ganancias que arrrojen los pozos que se hubieren perforado durante su asociación con YPF. Para ser claros: supongamos dos chinos socios en un supermercado y uno decide retirarse, pero le dice al otro que de por vida le deberá dar la mitad de las ganacias de ese negocio. No olvidemos que la ley de hidrocarburos no es más que una copia de los acuerdos con la Chevron. Acuerdos secretos por demás (¿qué dirán las cláusulas secretas, que por algo lo son?), que afectan a un bien público como lo es nuestra riqueza en gas y petróleo.
Esta ley de hidrocarburos es lisa y llanamente entregar toda nuestra riqueza energética, y con ella el futuro de la Nación, a manos de la especulación capitalista multinacional. Es la entrega más escandalosa de toda la Historia Argentina llevada a cabo por un gobierno que se autoproclama ?nacional y popular?, superando en mucho al mismísimo gobierno de Ménem y a los que le continuaron. El perjuicio que le han causado, causan y causarán a la Nación es inconmensurable y solo merecen ser encuadrados en la tipificación del delito de Alta Traición, y juzgados y condenados como tales.
Saludos.