Editorial
El derrumbe: el peligroso resultado de un gobierno sin plan
Por Julián Galdeano
Santa Fe, un espejo de la impericia nacional para enfrentar las crisis sanitarias, económicas y sociales. La vuelta clases aún en duda y escalada de violencia alarmante.

 La primera plana de los diarios está dividida en dos. Por un lado, las marchas, contramarchas e incongruencias en las decisiones del oficialismo y por el otro las postales sangrientas de un país que vive una escalada de violencia alarmante.

Quedan al desnudo las coincidencias que comparten el gobierno nacional y provincial: la impericia con la que administra estos tiempos de crisis. Es preocupante que ninguno de los dos estamentos tenga un plan sustentable y metódico para enfrentar los embates de una pandemia sanitaria global y la del flagelo de la inseguridad.

Desde sus respectivas asunciones, y a casi un año del impacto del Covid-19, ni el gobierno nacional ni el provincial han tenido un plan para jerarquizar lo verdaderamente esencial, como la educación y la economía.

Sus desinteligencias pintaron un panorama sombrío. Finalmente, no fue ni la salud ni la economía. Pese a las conferencias de prensas, filminas y anuncios, Argentina escaló rápidamente hacia lo más alto del ranking de países con más muertos por millón de habitantes, al tiempo en que la cuarentena más extensa del mundo asfixió la economía al punto de llevar al cierre de miles de Pymes y dejar sin empleo a millones de personas.

La improvisación y los "manotazos de ahogado" estuvieron a la orden del día en cada acción de los gobiernos nacional y provincial que no supieron enfrentar el impacto que la crisis nos plantea y que ha significado un fuerte golpe a nuestro aparato económico y productivo con sus graves consecuencias en el tejido social.

Mientras presidencia y gobernación siguen improvisando y no encuentran un protocolo para que los chicos vuelvan a la escuela como en el resto del mundo, y los niveles de pobreza siguen trepando, la única moneda que corre libremente por la calle es la delincuencia.

¿Será el único plan para ponerle un freno a la problemática volvernos a encerrar en nuestras casas, esta vez con más rejas y alarmas? El gobierno nacional sigue desmarcándose de la violencia y la inseguridad reinante en Santa Fe y se desentiende en cuanto a la presencia de las fuerzas federales en el combate contra el narcotráfico en los lugares más calientes del delito, mientras que las fronteras del país volvieron a convertirse en un colador, retrocediendo las importantes acciones que el gobierno de Cambiemos había realizado durante su gestión en materia de seguridad.

En Santa Fe pareciera que el único programa o plan del oficialismo es darle aire mediático a las declaraciones y chicanas que espeta el ministro de seguridad Marcelo Saín. Desde nuestro espacio estamos dispuestos a convocarlo para escuchar sus explicaciones, pero los niveles de responsabilidad valen para todos, y esto implica poder presentarle a la sociedad un programa y una política criminal que implique dentro de sus objetivos, al menos, reducir rápidamente los niveles de violencia.

No hace falta más que asomarse a la ventana. Estamos en manos de sicarios que circulan tranquilamente como dueños de la calle, rehenes de balaceras y homicidios que exceden las ya de por sí preocupantemente naturalizadas "peleas de bandas". Cada vez son más los vecinos, niños y niñas que sufren las consecuencias de esta desbordada delincuencia.

El gobierno debe ser responsable, debe comprometerse y dejar de mirar para el costado y señalar siempre algún posible culpable.

Nos ponemos a disposición para poner "todo lo que haya que poner" para trabajar en conjunto por el bien de todos los ciudadanos, llamando al ministro a que entienda que la tarea por delante es mucho más compleja e importante que hacer declaraciones explosivas en la televisión porteña. Es hora de que asuma su cargo y que ponga manos a la obra en lo que verdaderamente le corresponde.

Sin un plan claro y sustentable no hay dirección, no hay horizonte ni metas. La improvisación nos aleja cada vez más de poder solucionar los problemas sanitarios, económicos y sociales que atraviesa nuestro país.

El covid-19 puso en riesgo la salud de todos, está claro, pero esta experiencia también debe servir para que desnaturalizemos de una vez por todas las "otras pandemias" a las que parece que ya estamos acostumbrados: la pobreza, el hambre, la deserción escolar, la delincuencia, el narcotráfico y la violencia. No es una cosa o la otra. La tarea es compleja, pero necesitamos políticas claras y sustentables para encontrar soluciones.

Es hora de priorizar verdaderamente lo esencial: la salud, la seguridad, la educación y la economía de cada santafesino. 

Publicar un comentario
Para enviar su comentario debe confirmar que ha leido y aceptado el reglamento de terminos y condiciones de LPO
Comentarios
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellas pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Aquel usuario que incluya en sus mensajes algun comentario violatorio del reglamento de terminos y condiciones será eliminado e inhabilitado para volver a comentar.
Más de Julián Galdeano

Un mal trago para el aniversario de la democracia

Por Julián Galdeano
Mientras que los argentinos deberíamos estar celebrando 37 años de aquel momento histórico, recibimos como "regalo" un nuevo embate de la Vice Presidenta de la Nación contra el sistema republicano.

La agenda del gobierno nacional no es la de los argentinos

Por Julián Galdeano
Atropellos institucionales, búsqueda de impunidad, discriminación a provincias como Santa Fe y expresiones del Kirchnerismo que no resuelven los problemas de la sociedad.

El federalismo manoseado

Por Julián Galdeano
Una vez más, un gobierno peronista concentra los recursos nacionales para repartir discrecionalmente a sus aliados o como forma de extorsión y castigo político. Fracasos a nivel sanitario y económico y una historia que se repite.

La problemática carcelaria en contexto de pandemia

Por Julián Galdeano
Resulta un despropósito que el propio Estado admita que el cumplimiento de las penas, establecidas en función de procesos legales y en base a sentencias de los poderes constituidos, son de efectivización imposible