Elecciones 2021
¿El PRO dinamitará Juntos por el Cambio?
Por Joaquín Gayone
El verticalismo de los CEOs amenaza a la coalición. Una actitud cerrada en detrimento de sus socios de proyecto puede dejarlos fuera de la política más allá de la General Paz.

 El PRO es fundamental dentro de Juntos por el Cambio, pero un acto reflejo de rechazo a quien no acate a sus decisiones podría ser sin dudas el disparador de una ruptura absoluta. ¿Por qué ese quiebre no se dio hasta ahora?

Está claro que el PRO no está acostumbrado a que se lo ponga en duda como "CEO" de Juntos por el Cambio.

Varias figuras del espacio que fundó Mauricio Macri para ser intendente de CABA, incluso aliados útiles, como la Coalición Cívica o parte del radicalismo -que se manifiesta sumiso- plantean, cada vez que surge un espacio interno, que se forman para "partir" o "quebrar" Juntos por el Cambio.

Nada es más lejano de la realidad que ese razonamiento. Sin el surgimiento de esos espacios, como Peronismo Republicano, Vecinos Unidos, Partido del Diálogo y otros tantos, Juntos por el Cambio hoy tendría un treinta por ciento menos de representantes regionales.

Si dirigentes como Pichetto con Joaquín De La Torre, Roberto Costa con Lucas Fiorini o Emilio Monzó con Sebastián García de Luca -entre otros- no hubieran salido a contener a quienes hoy son sus referentes, Juntos por el Cambio los habría perdido estructural y definitivamente.

Ese trabajo de los que querrían quebrar la coalición lo que logra es una tarea efectiva de contención, independientemente de cuánto sumen electoralmente, lo cual no puede saberse a ciencia cierta a menos que se lo mida en una PASO.

Con Macri y Vidal en 2015, el PRO obtuvo un protagonismo y poder de decisión muy grande a la hora de armar listas o definir cargos cuando Cambiemos (todos los espacios que forman la fuerza) ganaron la elección. El problema es que el partido amarillo no sabe "hacer" política. No entienden porque no conocen la política tradicional, la que funciona en Argentina desde hace tantas décadas y que sigue intacta al día de hoy. Cuando las formas se asemejan a gerenciar una empresa, tanto en lo económico como lo más crítico cuando hablamos de construcción política, que es el manejo de recursos humanos, todo tiene un final.

La durísima derrota de Vidal frente a Kicillof debió ser para todo Juntos por el Cambio un momento de inflexión. No era necesario ser muy inteligente para saber qué falló. Pero sin hacer valoración de su gestión, lo que sin dudas fue un error fue la manera en la que trabajaron esos cuatro años con sus referentes locales: casi no los atendían o los recibían jóvenes completamente inexpertos y faltos de cintura política que simplemente eran alguien en política porque habían ocupado un cargo en CABA.

Sin dudas, Macri intentó llevar adelante una buena gestión. Lo mismo María Eugenia Vidal. Pero al grupo PRO lo traicionó el exceso de confianza (o soberbia). Creyeron que fueron ellos quienes llegaron a la Presidencia, que fueron ellos quienes llegaron a la Gobernación Bonaerense. Y la realidad es que Cambiemos no hubiera sido nada sin el radicalismo, sin los peronistas no k, sin muchos vecinalistas, sin los partidos de derecha y sin Lilita Carrió. 

Incluso, sumaron a muchos vecinos que fueron kirchneristas en épocas de Néstor Kirchner y no coincidieron con los giros tomados por Cristina, como el caso de Alberto Fernández que sumó a Cambiemos apoyando a Sergio Massa y no a Scioli.

Un ejemplo de lo que es el PRO políticamente es Marcos Peña. Un joven con enorme capacidad y con la habilidad de utilizar todas las herramientas posibles para ser mejor en lo que hace. Fue un jefe de Gabinete como jamás habrá otro igual presentándose ante el Congreso cada vez que correspondía.

Y, sin embargo, siendo brillante, Marcos Peña no tiene la más mínima posibilidad de volver a la política por sí mismo. Sí por supuesto si se diera que alguien ya con poder lo convoca y lo emplea. Pero su valor político, luego de cuatro años como Jefe de Gabinete, es cero.

Un relevamiento reciente en los distritos en los que los emergentes dentro de Juntos por el Cambio poseen referentes propios, los posiciona en más de 80 ciudades de la provincia. No son nuevos dirigentes los que suman, ni concejales recién asumidos, sino legisladores locales y un enorme número de referentes y militantes que siempre estuvieron en Juntos por el Cambio, desde Cambiemos, y que estaban a un paso de irse o dejar de responder verticalmente al armado. El argumento común: "no nos escuchan, no nos valoran ni lo hicieron nunca".

Para entender al PRO, hay que recordar que hasta algunos de sus intendentes del interior pertenecen a CABA, como es el caso de Valenzuela, Grindetti y también Montenegro. No dieron lugar a dirigentes locales y prefirieron imponer a los suyos exportando candidatos de confianza. Podrán tener domicilio donde más les guste, tener la partida de nacimiento de cualquier parte, perosiguen siendo porteños en tierras profundas.

Entonces, ¿por qué esa ruptura no se dio hasta ahora?

Porque justamente el resto de los espacios (su gente) sí entienden de política y están dispuestos a soportar lo que se pueda en pos de gobernar nuevamente para formar una argentina distinta, la que sueñan vivir.

Por eso, el cierre de listas para la elección de este año va a ser clave para la continuidad de Juntos por el Cambio. Una actitud nuevamente cerrada del PRO en detrimento de sus socios de proyecto puede dejarlos fuera de la política más allá de la General Paz.

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