Narcotráfico
Estado ausente, Narco presente
Por Jorge Luis Vidal
Con la pandemia, cambian las prioridades de las fuerzas de seguridad y los cárteles aprovechan para ganar terreno cubriendo la salud y la alimentación de "sus territorios". Cuando la bolsa de comida llega de la mano de tu enemigo cercano.

Siempre hay un evento que se superpone a otro, una noticia que tapa o cubre a otra en la importancia relativa que tiene para un sector de la sociedad. Eso sucede en el día a día en forma genuina y natural, y quienes tienen la responsabilidad de comunicar y hacer llegar estos acontecimientos a la masa poblacional, es decir los medios, los encolumnan y ponen a disposición del lector, de la audiencia radial, de la televisiva, y de los canales electrónicos de comunicación, acorde a la importancia que creen tener los mismos o a la importancia que ellos quieren que tengan.

Hoy vivimos todos, a nivel mundial, preocupados por el enemigo invisible que te ataca, te hiere sin que te des cuenta, y te enferma severamente con su infección viral. Los científicos dieron en llamarlo Covid-19 y nosotros como en familia lo llamamos Coronavirus. Mas de dos millones de infectados y mas de un centenar de miles de muertos por ese enemigo, no hace más que ponernos atentos a todo lo que tiene que ver con ese virus que anda entre nosotros. Nada pareciera existir fuera de ese contexto, donde también se mezcla la economía mundial y local como preocupación cierta de los gobiernos para atender esta pandemia.

Ya de por sí, los países en materia de seguridad pública tienen mucho que activar para que todo fluya de la mejor manera posible, y dentro de las acciones de cuidar bienes, vidas y de prevenir el delito, tienen como una actividad cada día mas compleja la de la lucha contra el narcotráfico, desde el transnacional a través de las unidades especializadas para ese combate, pasando luego por los dealers y llegando al narcomenudeo como la expresión menor, no por ello menos letal, del negocio.

Pero sucede que cuando aparece un evento de proporción magnánima como el virus del Covid-19, que necesita la atención de todas las áreas de un mismo gobierno, las naciones latinoamericanas en especial dónde venimos perdiendo la batalla y corriendo desde atrás a los narcos colombianos y mexicanos, no pueden seguir atendiendo y ocupándose como se debe, de la seguridad y el abordaje de la lucha contra el narcotráfico.

Estos verdaderos empresarios del terror, porque eso son, empresarios de la muerte, no paran su actividad de producción y distribución de droga por la existencia del Covid-19. Hay al menos dos motivos valederos para que no lo hagan: tienen mano de obra descartable a raudales, y la demanda en época de cuarentena mundial no cesa, no se detiene, haciendo que las dificultades de distribución por cuarentena mundial incidan en el aumento del valor de la cocaína y estupefacientes varios.

Para muestra, vale informar lo sucedido en las últimas semanas en relación con la lucha contra el narcotráfico. En los últimos sesenta días, Covid-19 mediante, la Guardia Costera de Estados Unidos detuvo una embarcación colombiana con 700 kg de cocaína de máxima pureza atrapando a sus seis tripulantes de múltiples nacionalidades. En otros procedimientos y en el marco de la operación Orión V, en los últimos dos meses se secuestraron en Colombia más de 112 toneladas de cocaína lista para ser distribuida a nivel internacional. Mencionemos también que, en el puerto de Marsella, Francia, se detectó y secuestró una carga de 300 kg de cocaína sudamericana que arribaba a esa ciudad en un barco que había partido de Estados Unidos, con escala en centro américa. Ni que decir de los narcos submarinos que parecieran no tener problema con el Covid-19, ya que se han secuestrado e intervenido 12 semisumergibles entre Colombia, Estados Unidos, y España. El más notorio de los últimos días fue el capturado en Tumaco con tres tripulantes y una tonelada de cocaína, y a posterior el que cruzó todo el Atlántico con sus increíbles 22 metros de eslora y con tres toneladas de cocaína y que fuera secuestrado en España. Fenomenal la capacidad logística y disposición de dinero y gente del narcotráfico para llevar a cabo estos y otros muchísimos actos de delincuencia transnacional.

Esta pandemia y también el bloqueo marítimo desde hace unas pocas semanas de los Estados Unidos a la narco dictadura venezolana, hicieron que el valor de la cocaína colocada en Europa pasara de los 60 a los 100 Euros el gramo de polvo.

¿Ahora, porque de esta breve historia reciente de los secuestros de cocaína en las más diversas geografías y modos de transporte? Porque con ello quería demostrar al lector que esta industria del crimen no descansa, no duerme, no se detiene, ni siquiera cuando existe una pandemia como la que estamos viviendo, y que, en mayor o menor medida, nos tiene confinados a nuestras casas y no nos deja trabajar como lo hacíamos hasta no hace mucho tiempo. Muy por el contrario, ante estas situaciones, ganan más dinero que antes.

Pero no es lo único que hacen. Producir, vender, distribuir y cobrar está en los genes de estas organizaciones narcos y sus brazos criminales armados. Aprovechando estas situaciones donde el Estado, cualquier Estado nacional, distrae fondos y medios humanos a la atención de la pandemia (seguramente sin dar respuesta cierta acertada y completa), los narcos, siguiendo las enseñanzas de quien fuera otrora el capo narco mas grande del mundo, Pablo Emilio Escobar Gaviria, salieron a cuidar y atender socialmente "sus territorios", comunas, villas, poblados, donde tienen sus bodegas, sus depósitos, donde venden y comercializan, desde donde distribuyen, etc. etc., ya que observan que el Estado tiene la sabana corta y que no puede en todo caso ocuparse en combatirlos como hacía antes y tampoco puede atender las necesidades de esas poblaciones.


A río revuelto, ganancia de narco

Aprovechando esa ausencia total o parcial del Estado y sus respuestas deficitarias, teniendo en claro la existencia de fuerzas policiales mal preparadas en algunos casos, o que no tienen una "real intención" de luchar contra ellos, observando que la corrupción imperante en la política por un lado y la pasividad dolosa o culposa por el otro de los mismos gobernantes, estos narcos, verdaderos dueños de la tierra que pisan en esos lugares, se acercan a la población reemplazando al Estado en su función de sostén de la sociedad en tiempos de crisis.

Valen dos muestras ajenas, foráneas, que no tardaran en llegar a nuestras tierras si seguimos con las políticas erradas en materia de lucha contra el narco.

En la ciudad de Rio de Janeiro, Brasil, más precisamente en sus varias favelas, los narcos que las dominan "decretaron la cuarentena" cual gobierno legítimo, ante la pasividad del presidente Bolsonaro que hacía oídos sordos a las recomendaciones de la OMS. No solamente tuvieron esa acción, sino que se hicieron cargo de los controles médicos de la población interna de la favela, ejecutan un plan de alimentación y sostén para las familias y los niños, y hasta el mismo ministro de Salud del Estado les pidió colaboración para hacer los seguimientos sanitarios de aquellos que pueden contraer el virus dentro de la población de la favela. Seguridad alimentación y salud en manos de una organización delincuencial.

Qué vamos a decir de México, otro lugar donde el narco ya es parte de la sociedad, donde la inserción de estas organizaciones va mas allá y mas profundamente que en otros países, ya que se amalgaman con la justicia, los políticos, las fuerzas armadas, los alcaldes, las policías locales, etc. etc. Hoy vemos, y ellos mismos lo publicitan, cómo las organizaciones narcoterroristas, ante la pasividad y desaciertos del gobierno nacional de México, se hacen cargo de la atención de las poblaciones que están en "su territorio" y que sufren los efectos de la pandemia. Son múltiples las acciones que llevan a cabo estos narcos asesinos (como el CJNG Cartel Jalisco Nueva Generación) entre ellas las de surtir con cajas y bolsas de alimentos a las familias de las poblaciones más sumergidas y congraciarse con ellos ante tantos tiros, balas, cabezas cortadas y cuerpos disueltos en ácido que ya son espectáculos del día a día.

Cuando manifestaba en mis escritos y entrevistas que "el Estado debe morder el terreno, administrarlo y llevar las soluciones que la sociedad necesita" me refería a estos ejemplos negativos de administración delincuencial. Prestemos la debida atención. No estamos lejos de que suceda esto. Para nada lejos. Veamos qué nos deja la pandemia y cómo reaccionan nuestros gobernantes.

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