Cuando se declaró la pandemia de COVID-19, Argentina se encontraba con una frágil posición fiscal y renegociando su deuda pública. Los desafíos de las cuentas públicas no son nuevos, pero en un contexto de crisis se acentúan y se vuelven más visibles. En este sentido, en los últimos cinco años el déficit de la Administración Pública Nacional (APN) promedió el 5% del PBI, a pesar de que el déficit primario (que excluye los intereses de la deuda) mostró una tendencia decreciente. Así, la pandemia y, en una segunda instancia, las medidas que se tomaron para paliar su impacto deterioraron la posición del tesoro nacional.

Por un lado, el desplome de la actividad económica deterioró los ingresos de la APN que, cuando se excluyen las transferencias de utilidades del Banco Central, desde marzo hasta mayo acumularon una caída real del 25% anual y, en mayo registraron una reducción del 36% anual. Así el Banco Central ha cobrado un rol importante en el financiamiento del Estado nacional asistiéndolo con $800.000 millones entre marzo y mayo.

Por otro lado, el gasto público mostró el fuerte activismo del Estado nacional para enfrentar la pandemia con medidas que han tenido el triple objetivo de atender las necesidades del sistema de salud, ofrecer cierto grado de protección social, cuidar el vínculo entre trabajadores y empresas y, por último, asistir a las tesorerías provinciales. En los últimos tres meses las erogaciones en términos reales se incrementaron un 20% interanual y en mayo el 35%.

Como consecuencia, en los tres últimos meses el déficit fiscal de la APN - cuando se excluyen las transferencias de utilidades del Banco Central - alcanzó los $880.000 millones y, en el año, ronda acumulan el 3% del PBI.

Al igual que en otros países, la pandemia dejará un mayor deterioro fiscal. Recomponer la salud de las cuentas públicas requerirá de un fuerte y preciso ejercicio de administración del Estado. Las medidas adoptadas para enfrentar la pandemia deben ser temporarias y no permanentes y, a su vez, deben apuntar a equilibrar las cuentas públicas y evacuar la liquidez utilizada para financiar al tesoro nacional. La salida de la pandemia será más compleja de transitar sin un consenso amplio entre los diferentes sectores. El Congreso Nacional es la arena institucional que permite formalizar acuerdos entre los actores políticos, económicos y sociales dotándolo de sustentabilidad.