06 de mayo, 2024
El nuevo escenario
Scioli, una vez más en la trampa de Kirchner
"No es un lugar en el que nos guste estar", reconocieron ante La Política Online fuentes de la provincia, en referencia al rol que Daniel Scioli ocupa como titular del PJ. Pero no se resuelve el problema de fondo, Scioli no logra diferenciarse de Kirchner. Los consejos de Alberto Fernández y la bronca de los intendentes. El rol clave de su hermano.
El lunes por la mañana, Daniel Scioli todavía no había terminado de digerir la derrota cuando recibió un llamado que lo convocaba de urgencia a la Quinta de Olivos. Sin exigir ni recibir mayores explicaciones, el gobernador partió al encuentro, acaso sin darse cuenta que aquellos que demandaban su presencia ya no estaban en condiciones políticas de hacerlo.
Una vez en la quinta de los presidentes, se encontró con Néstor y Cristina Kirchner, que una vez más, le impusieron el hecho consumado. En este caso la renuncia televisada del ex presidente al PJ y su asunción en el cargo. “Tenes que convocar a los gobernadores, pero de a uno, no quiero que se arme una mesa de gobernadores que me ponga condiciones”, le dijo la Presidenta.
De regreso a La Plata, Scioli convocó a su equipo más cercano. Allí estaban, entre otros, su hermano José “Pepe” Scioli y Alberto Pérez. Por primera vez estos dos hombres sobre los que se asienta la reducida estructura política del sciolismo, coincidieron en el diagnóstico. La foto junto a un Kirchner derrotado había sido innecesaria. Incluso, aventuraron, más nociva para su futuro político que la elección del domingo. “Hay que parar la pelota, mirar con detenimiento la foto de la elección y pensar bien cada paso”, le aconsejaron. Pero no hubo caso.
A esta altura resulta exasperante para muchos hombres del gobernador bonaerense su alineamiento incondicional con Kirchner. Aún en la derrota. No logran encontrarle una lógica política. Desde el gobierno se defienden aduciendo que “acá hay que pagar los sueldos todos los meses y sin la plata de la Nación no se llega”. Es un realidad, pero muy opinable.
Alberto Fernández, convertido hoy en uno de los principales asesores de Scioli, tiene otra opinión. “La fantasía del ahogo financiero de la provincia es común a todos los gobernadores, pero es eso, una fantasía. Ningún Presidente haría esa locura, porque si se cae la provincia se cae la Nación, y los intendentes marcharían a reclamar a la Plaza de Mayo”, sostiene y sus palabras traen a la memoria el 2001. Alguna razón parece asistirlo.
Seguramente esta tarde cuando Daniel Scioli se reúna con el intendente de Bahía Blanca, Cristian Breitenstein, pueda reflexionar sobre los costos y beneficios de decirle si a todo lo que propone Kircher. Este mandatario comunal –uno de los políticos más formados de la provincia, con profundos conocimientos en sociología, análisis político y filosofía-, le dijo que no a las testimoniales. Y mal no le fue. Hoy lo necesitan más que antes.
Esto es lo que José Scioli le decía a su hermano antes de las elecciones. “Esto es una trampa, te puede costar la carrera política”, le advirtió. Estuvieron dos semanas sin hablarse, y cuando Clarín publicó en tapa sus declaraciones contra la utilización de la causa efedrina contra Francisco de Narváez, el propio Néstor Kirchner llamó a Scioli y le pidió que eche a su hermano, a la sazón, secretario General de la Gobernación. Si Kirchner hubiera ganado, hoy no estaría en el gobierno.
José “Pepe” Scioli no es un intelectual de sofisticados análisis, pero tiene sentido común y una gran intuición. Hoy su palabra pesa en el gabinete bonaerense, y se ha ganado el respeto de la política.
Los intendentes buscan un lugar en el mundo
“Ahora tenés que concentrarte en rearmar la provincia. Llamá a los intendentes, reunite con los líderes de la Legislatura, diseña una agenda legislativa y de gestión para los próximos dos años. Afianzate como el jefe político de la provincia y desde ahí arrancamos para el 2011”, le aconsejó Alberto Fernández después de la derrota. Pero Scioli, una vez más, prefirió plegarse a los destructivos planes de Néstor Kirchner.
Hábil el ex presidente lo puso como colchón entre él y la bronca del peronismo derrotado. Hoy está sufriendo esa lluvia ácida, como cara visible de una agenda partidaria que a la gente –agobiada por la crisis económica y la gripe A-, le resulta ajena, por decirlo suavemente. Scioli que siempre tuvo una gran sintonía para vincularse con las preocupaciones reales de la población, aparece por estas horas protagonizando un raid de fotos insustanciales, asociadas a lo más negativo –en términos populares- de la política: la rosca partidaria.
Es particularmente desafortunada la coincidencia de fotos de Scioli reunido con, por ejemplo, Hugo Moyano en la sede de camioneros, cuando estalla en todo el territorio la gripe A. No parece casual que el ministro de Salud, Zin, sea hoy el eje en torno al cual gira la administración bonaerense. Scioli debería mirar bien a su ministro, que está demostrando un fino olfato político.
Cerca suyo lo explican con la misma ética de la “responsabilidad” que justificaron todas sus últimas decisiones. “Alguien tiene que ponerse el partido al hombro y conducir la transición de los Kirchner a lo nuevo”, afirman. No esta claro que pueda, que lo dejen, que a alguien le interese, salvo claro a Kirchner que seguramente cundo la situación termine de empantanarse, aparecerá como gran “solucionador” del conflicto interno. Es más, no sería extraño que el propio ex presidente alimente las contradicciones que por estas horas sufre Scioli.
Frente a este escenario, Scioli apuesta a acordar lo más rápido posible una salida con los gobernadores: congreso partidario o creación de una Comisión de Acción Política. Hasta ahora el único punto unificador es la realización de internas para designar al próximo candidato presidencial. No mucho más. Y en todo caso, su rol tiene un problema. En el peronismo lo visualizan como una pieza del armado kirchnerista y por eso le pegan. Pegarle a Scioli hoy es pegarle a Kirchner. O sea, un buen negocio político. Esa es la trampa en la que está.
Tal vez el gobernador debería concentrarse en lo que ocurre bajo sus pies. Los intendentes bonaerenses, que en gran cantidad de casos vieron horadado su poder territorial por el salvavidas de plomo que fue la candidatura de Kirchner, ya empezaron a reclamar la construcción de un espacio político “independiente” del kirchnerismo en la provincia.
Que se entienda bien, no piden antikirchnerismo militante, sino márgenes de independencia para construir un espacio autónomo que los preserve del rechazo que Kirchner y su mujer provocan en el electorado. Claman por el mínimo aire necesario para reordenarse y encarar la discusión que viene: la elección de un candidato peronista para el 2011. Si Scioli no se pone al frente de ese proceso, alguien podría arrebatarle el control político de la provincia. Allí está Francisco de Narváez como una opción clara.
Son horas críticas para el gobernador. Ya casi no tiene margen para hacer lo que hace rato debió: diferenciarse –en serio- de Néstor Kirchner y empezar a recorrer su propio camino político.
Una vez en la quinta de los presidentes, se encontró con Néstor y Cristina Kirchner, que una vez más, le impusieron el hecho consumado. En este caso la renuncia televisada del ex presidente al PJ y su asunción en el cargo. “Tenes que convocar a los gobernadores, pero de a uno, no quiero que se arme una mesa de gobernadores que me ponga condiciones”, le dijo la Presidenta.
De regreso a La Plata, Scioli convocó a su equipo más cercano. Allí estaban, entre otros, su hermano José “Pepe” Scioli y Alberto Pérez. Por primera vez estos dos hombres sobre los que se asienta la reducida estructura política del sciolismo, coincidieron en el diagnóstico. La foto junto a un Kirchner derrotado había sido innecesaria. Incluso, aventuraron, más nociva para su futuro político que la elección del domingo. “Hay que parar la pelota, mirar con detenimiento la foto de la elección y pensar bien cada paso”, le aconsejaron. Pero no hubo caso.
A esta altura resulta exasperante para muchos hombres del gobernador bonaerense su alineamiento incondicional con Kirchner. Aún en la derrota. No logran encontrarle una lógica política. Desde el gobierno se defienden aduciendo que “acá hay que pagar los sueldos todos los meses y sin la plata de la Nación no se llega”. Es un realidad, pero muy opinable.
Alberto Fernández, convertido hoy en uno de los principales asesores de Scioli, tiene otra opinión. “La fantasía del ahogo financiero de la provincia es común a todos los gobernadores, pero es eso, una fantasía. Ningún Presidente haría esa locura, porque si se cae la provincia se cae la Nación, y los intendentes marcharían a reclamar a la Plaza de Mayo”, sostiene y sus palabras traen a la memoria el 2001. Alguna razón parece asistirlo.
Seguramente esta tarde cuando Daniel Scioli se reúna con el intendente de Bahía Blanca, Cristian Breitenstein, pueda reflexionar sobre los costos y beneficios de decirle si a todo lo que propone Kircher. Este mandatario comunal –uno de los políticos más formados de la provincia, con profundos conocimientos en sociología, análisis político y filosofía-, le dijo que no a las testimoniales. Y mal no le fue. Hoy lo necesitan más que antes.
Esto es lo que José Scioli le decía a su hermano antes de las elecciones. “Esto es una trampa, te puede costar la carrera política”, le advirtió. Estuvieron dos semanas sin hablarse, y cuando Clarín publicó en tapa sus declaraciones contra la utilización de la causa efedrina contra Francisco de Narváez, el propio Néstor Kirchner llamó a Scioli y le pidió que eche a su hermano, a la sazón, secretario General de la Gobernación. Si Kirchner hubiera ganado, hoy no estaría en el gobierno.
José “Pepe” Scioli no es un intelectual de sofisticados análisis, pero tiene sentido común y una gran intuición. Hoy su palabra pesa en el gabinete bonaerense, y se ha ganado el respeto de la política.
Los intendentes buscan un lugar en el mundo
“Ahora tenés que concentrarte en rearmar la provincia. Llamá a los intendentes, reunite con los líderes de la Legislatura, diseña una agenda legislativa y de gestión para los próximos dos años. Afianzate como el jefe político de la provincia y desde ahí arrancamos para el 2011”, le aconsejó Alberto Fernández después de la derrota. Pero Scioli, una vez más, prefirió plegarse a los destructivos planes de Néstor Kirchner.
Hábil el ex presidente lo puso como colchón entre él y la bronca del peronismo derrotado. Hoy está sufriendo esa lluvia ácida, como cara visible de una agenda partidaria que a la gente –agobiada por la crisis económica y la gripe A-, le resulta ajena, por decirlo suavemente. Scioli que siempre tuvo una gran sintonía para vincularse con las preocupaciones reales de la población, aparece por estas horas protagonizando un raid de fotos insustanciales, asociadas a lo más negativo –en términos populares- de la política: la rosca partidaria.
Es particularmente desafortunada la coincidencia de fotos de Scioli reunido con, por ejemplo, Hugo Moyano en la sede de camioneros, cuando estalla en todo el territorio la gripe A. No parece casual que el ministro de Salud, Zin, sea hoy el eje en torno al cual gira la administración bonaerense. Scioli debería mirar bien a su ministro, que está demostrando un fino olfato político.
Cerca suyo lo explican con la misma ética de la “responsabilidad” que justificaron todas sus últimas decisiones. “Alguien tiene que ponerse el partido al hombro y conducir la transición de los Kirchner a lo nuevo”, afirman. No esta claro que pueda, que lo dejen, que a alguien le interese, salvo claro a Kirchner que seguramente cundo la situación termine de empantanarse, aparecerá como gran “solucionador” del conflicto interno. Es más, no sería extraño que el propio ex presidente alimente las contradicciones que por estas horas sufre Scioli.
Frente a este escenario, Scioli apuesta a acordar lo más rápido posible una salida con los gobernadores: congreso partidario o creación de una Comisión de Acción Política. Hasta ahora el único punto unificador es la realización de internas para designar al próximo candidato presidencial. No mucho más. Y en todo caso, su rol tiene un problema. En el peronismo lo visualizan como una pieza del armado kirchnerista y por eso le pegan. Pegarle a Scioli hoy es pegarle a Kirchner. O sea, un buen negocio político. Esa es la trampa en la que está.
Tal vez el gobernador debería concentrarse en lo que ocurre bajo sus pies. Los intendentes bonaerenses, que en gran cantidad de casos vieron horadado su poder territorial por el salvavidas de plomo que fue la candidatura de Kirchner, ya empezaron a reclamar la construcción de un espacio político “independiente” del kirchnerismo en la provincia.
Que se entienda bien, no piden antikirchnerismo militante, sino márgenes de independencia para construir un espacio autónomo que los preserve del rechazo que Kirchner y su mujer provocan en el electorado. Claman por el mínimo aire necesario para reordenarse y encarar la discusión que viene: la elección de un candidato peronista para el 2011. Si Scioli no se pone al frente de ese proceso, alguien podría arrebatarle el control político de la provincia. Allí está Francisco de Narváez como una opción clara.
Son horas críticas para el gobernador. Ya casi no tiene margen para hacer lo que hace rato debió: diferenciarse –en serio- de Néstor Kirchner y empezar a recorrer su propio camino político.
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El "optimismo" "vamos para adelante" "hay que hacer, hacer y hacer"" no sirven para gobernar. Durante los últimos dos meses acompaño a su Chasman de turno por todos los actos preparados en el conurbano, asisitio a los programas de TV habidos y por haber. y hablo en todas las radios. Pero el Gobernador!!! y la Gestión????? (Que verso ese de Nosotros Hacemos) Que haces Chirolita????. Ni prender un fuego para un asado siervís (Pobre viudad del portero de la calle Posadas!!!)
Andate CHIROLITA RASTRERO!!!!
Nadie especula con cuidar y sacar esta Nación adelante!
SON TODOS UNOS HDP!
Parece que se acabó la onda AIRE y SOL y la sonrisa COLGATE
CREO QUE TIENE MUCHAS LIMITACIONES Y LLEGO DEMASIADO LEJOS GRACIAS A SU CONDICION DE SI NESTIRSMO.
HA PERDIDO LA DIGNIDAD Y AL LADO DE ALBERTO FERNANDEZ NO LLEGARA MUY LEJOS.
HABLANDO ESTA MAÑANA POR RADIO ERA PATETICO.