Elecciones 2021
Lo que viene
Por Pablo Das Neves
Con los resultados de las PASO aun calientes, podemos repasar qué dejó la elección y qué puede pasar de aquí en adelante.

El oficialismo pan-peronista perdió a nivel nacional 41% a 32% contra la coalición opositora. En el 2019, los mismos espacios habían invertido el resultado: 48% a 40%. Aquí surge la primera conjetura: JxC mantiene un importante electorado del 40% mientras que el FDT, en medio de una muy mala gestión, dejó escapar a sus votantes blandos mostrando un núcleo duro arriba del 30%. Si bien nadie es dueño de los votos, la mística del peronismo permite tener ese 30% mucho más fidelizado que los electores de sus rivales.

En el contexto de la más baja participación de la historia (apenas un 67,5%), las encuestas daban hasta un 20% de indecisos hasta los últimos días. El cisne negro de esta elección vino por ese lado. Una inmensa cantidad de electores desencantados con la política que votaron en contra de los oficialismos y, en algunos casos, a favor de candidatos antisistema.

En este ultimo caso se enmarca el "fenómeno Milei" que, con una diatriba permanente contra la clase política de la que ahora forma parte, sacó un interesante 14% con fuerte apoyo de los sectores jóvenes. Aquí surge una segunda hipótesis: CABA suele votar esta suerte de fenómenos disruptivos antisistema como una forma de catarsis pública. Así como en su momento el electorado porteño aplaudía a Zamora porque viajaba en subte, hoy aplaude a Milei por sus formas. El tiempo dirá si sus carreras políticas terminan compartiendo destino.

Donde las cosas no están fáciles es en el Senado. De repetirse en las generales los mismos resultados, este territorio dominado con mano de hierro por CFK podría transformarse en la verdadera caja de resonancia de la política nacional. Según los resultados, por primera vez el peronismo desde el regreso de la democracia no tendría mayoría. En este caso, el FDT pierde 6 senadores, quedándose con un bloque de 35 legisladores, 2 menos de los necesarios para el quorum. Esta claro que prima facie CFK ha perdido el control de la Cámara Alta. Pero aquí surge una tercera conjetura aún más interesante: ¿Alberto Fernández preferirá negociar con los legisladores de La Cámpora a través de CFK, o preferirá hacerlo con otros legisladores que deben evitar que todo salte por los aires si no quieren encontrar tierra arrasada en el 2023?

Aquí es donde la cuestión se pone mas interesante. Es innegable la existencia de tensiones en la coalición gobernante, pero lo interesante es ver la dinámica de las mismas. AF llegó al poder, paradójicamente, sin poder. No obstante, con fama de moderado llegó a tener un 70% de imagen positiva al inicio del 2020. Dicho capital político comenzó a dilapidarse a medida que avanzaba la pandemia (como factor exógeno), y a su vez que adoptaba una agenda pública radicalizada que proponía el Kirchnerismo duro (como factor endógeno).

¿Es esta una posibilidad para que AF tome las riendas del gobierno? Si, pero es dudoso que tenga esa vocación. Mas aun cuando la tercera pata de la coalición, el tigrense Sergio Massa (nuestro propio Tallyerand), hace lo que mejor sabe hacer: esperar, especular y no correr costos extras.

¿Existe riesgo de radicalización por parte del oficialismo? Sin dudas. Las voces mas extremas del espacio ya hablan de la "licuación del kirchnerismo" como el culpable de la derrota. Curioso razonamiento: Como si se tratara de combatir el fuego de un incendio con nafta, el kirchnerismo duro propone combatir la resistencia al kirchnerismo, con más kirchnerismo.

Una radicalización del oficialismo traería ese tipo de medidas económicas que todos conocemos y que han probado ser ineficientes. Endurecimiento del cepo cambiario, cierre de importaciones, estatizaciones de empresas estratégicas (como fue el caso de YPF), ruptura con organismos internacionales, defaults selectivos, emisión descontrolada, y un largo y penoso etc.

Sin embargo, no existe margen de maniobra macroeconómica suficiente. Argentina arrastra problemas crónicos de su estructura económica. Por solo citar ejemplos, el déficit fiscal crónico argentino se financia con un roll over cada vez menor de deuda; el modelo fiscal y cambiario argentino no posee reservas suficientes para un "colchón" y depende casi en exclusividad, por la restricción financiera, de los flujos de capitales; el perfil de deuda publica concentra vencimientos importantes en los próximos 90 días. Salvo que el gobierno este dispuesto a enfrentar una "tormenta perfecta" económica, no existe mucho margen de maniobra para intentonas épicas

Este llamado a la racionalidad puede sustentarse si y solo si JxC ofrece, ahora desde su condición hipotética de mayoría parlamentaria, una oposición responsable que permita alejar las posturas extremas y anti mercado. Así se podrá determinar si las elecciones del 2021 fueron el punto de partida para una mejora del mercado (como el 2013) y de la economía en general, o el salto al vacío que muchos esperan con morbosa ansiedad.

Pablo Das Neves
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