La vieja polÃtica, los partidos tradicionales y la comunicación polÃtica está en proceso de reinventarse porque siempre hay que saber "adaptarse para ganar" sobre todo cuando hablamos de captar nuevos votantes. |
Las nuevas tecnologÃas y las nuevas generaciones, como la generación Z, proponen nuevos espacios de discusión y lucha polÃtica. Ellos son nativos digitales por lo tanto, recorren los espacios digitales de manera cotidiana y natural. La juventud de menos de 24 años tiene poco apego a los partidos polÃticos y a la estructura polÃtica tradicional por lo que resulta cada vez más complejo para la comunicación polÃtica captar su interés.
La comunicación polÃtica es un espacio de confrontación polÃtica, donde se enfrentan discursos, intereses y visiones de la polÃtica, la economÃa, la cultura y visiones del mundo en general y en particular, que constituyen la condición para el funcionamiento de la democracia. El advenimiento de las redes sociales y las nuevas tecnologÃas modificaron la manera de hacer y comunicar a la polÃtica. Y cito a Javier Rey Morató cuando dice: "la comunicación polÃtica no es la polÃtica, pero la polÃtica parte considerablemente de ella, es o se produce, en la comunicación polÃtica".
Algunos especialistas consideran a la comunicación polÃtica como simples canales de comunicación de una polÃtica nueva más vinculada con el instrumentalismo marketinero de los candidatos y sus mensajes hacia la comunidad, mientras que otros especialistas no pueden dejar de observar que estas nuevas herramientas que provee el marketing polÃtico se enmarcan en el concepto más amplio de la comunicación polÃtica donde se transforman en nuevos espacios y escenarios de lucha y disputa por el poder y la verdad, en la era de la posverdad.
El fenómeno de la posverdad adquiere nuevos matices a partir de la aparición de las redes sociales donde se descentraliza el poder, para tornarlo ubicuo, difuso, confuso, sin lÃmites, porque reproduce una hiperrealidad en un cibertiempo y ciberespacio con caracterÃsticas propias de la nueva era digital. Una verdad cuyas condiciones de producción, circulación y recepción posibilitan su emergencia y permanencia, que, según Michel Foucault, está siempre ligada al ejercicio del poder y que no existirÃa si no fuera por la construcción de determinados consensos a partir de los cuáles, se establecen que ciertas ideas son verdad. Estamos hoy, en un momento de inflexión en la manera de hacer polÃtica y de comunicar, por eso, polÃticas y polÃticos, consultores polÃticos, estrategas y asesores en general, tienen el desafÃo de analizar y repensar cuáles son las estrategias contemporáneas del marketing y de la comunicación polÃtica que se ponen en juego a partir del protagonismo de las redes sociales sobre todo en momentos donde la polÃtica continúa atravesada por la crisis sanitaria, económica, polÃtica y social que trajo la Pandemia del COVID-19. En ese sentido, observar cómo se da la organización y utilización de las herramientas de la polÃtica tradicional y digital en la comunicación de gobierno en momentos de crisis de un paÃs en tensión constante y donde pese a los avances en la utilización de estrategias digitales para abordar la comunicación polÃtica, sigue siendo vital e imprescindible el trabajo en territorio, cercano a la gente sobre todo en aquellos contextos vulnerables donde, por ejemplo, no cuentan con servicios esenciales y mucho menos con Internet.
Las estrategias polÃticas territoriales de prevención, concientización y difusión se torna prioridad independientemente de la pandemia. Asimismo, las redes conforman un nuevo espacio de debate polÃtico y de disputa de sentido y agenda, pensar este territorio, reflexionar sobre sus aristas y caracterÃsticas, y definir estrategias para intervenir son una parte medular de la nueva comunicación polÃtica. No obstante, a partir de la aparición de las redes sociales las noticias falsas y la posverdad se viralizan de manera más acelerada y adoptan nuevas maneras de relacionarse con las formas y mecanismos de producción. Es decir, producir y publicar información se transformó accesible y barato y también se han multiplicado los alcances y la velocidad de esa información. Preguntarse por el uso de las redes a la hora de hacer comunicación polÃtica es preguntarse por las diferentes interfaces que nos conectaran con cada ciudadano, que consumen, que les gusta, a quiénes siguen, qué hobbies tiene, cuáles son sus reclamos, etc, en fin, conocer sus intereses y necesidades.
Los tiempos de la polÃtica y de los gobiernos se ponen en crisis con la aparición de las nuevas tecnologÃas pero al mismo tiempo, nacen nuevas posibilidades para la construcción de puentes con demandas y preocupaciones que hoy atraviesan a nuevos electorados que se encuentran promediando los 24 años, que aún no logran anclar su representación en los partidos polÃticos existentes. A partir de este nuevo contexto, la comunicación polÃtica y sus herramientas deben ser entendidas desde una perspectiva de gestión y apostar más allá de las dimensiones del marketing y la publicidad, escuchando y atendiendo a las voces y preocupaciones de las y los jóvenes y comprendiendo que la comunicación sirve para prestar servicios, interactuar con la comunidad, recabar información, promocionar acciones de gobierno, y brindar espacios de participación para que cada vez más chicas y chicos puedan diseñar, participar y comprometerse en nuevas maneras de llevar a cabo la praxis polÃtica.
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