El fuerte ajuste cambiario que dejó el 2018 comenzó a revertir el déficit comercial argentino a partir de un derrumbe de las importaciones y el intercambio de bienes con nuestro principal socio no fue la excepción.
Tras un 2017 con un rojo récord de 8.200 millones de dólares, el saldo comercial negativo con Brasil se contrajo más de la mitad en el último año para cerrar con una balanza negativa de 3.900 millones.
Como era de esperarse, la evolución del comercio bilateral fue en sintonÃa con los movimientos del tipo de cambio. AsÃ, luego de un primer trimestre donde el déficit incluso se habÃa incrementado, con el correr de los meses pasó a corregirse de manera paulatina.
Tal es asÃ, que el último mes del 2018 cerró con un superávit de 261 millones de dólares, lo que constituye el primer mes con resultado positivo desde el 2014, según los datos publicados por la consultora Ecolatina.
Noviembre marcó el mayor superávit comercial en cuatro años
La cifra surge de un aumento de las exportaciones del 29,3% y un inédito desplome de las compras externas de un 55,2%, en un movimiento que fue intensificándose mes a mes.
El mismo dinamismo se reflejó en el acumulado del año con una suba de las ventas externas del 17,1% y una caÃda de las importaciones del 15,1%.
De cara al 2019, Ecolatina proyectó un comportamiento similar a la segunda parte del año producto de "un Brasil en crecimiento, un Real que se mantendrÃa estable en términos nominales y una economÃa argentina que permanecerá anémica con un dólar no apreciado".
En consecuencia, el año cerrarÃa prácticamente en equilibro comercial, con un déficit de tan solo 200 millones de dólares, a raÃz de un crecimiento del 10% de las exportaciones y una merma del 17% en las importaciones.
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- 103/01/1901:48Es obvio que el nuevo tipo de cambio afecta a las importaciones. El 80% de los insumos importados van destinados al sector productivo. El problema acá es que no hay mercado interno, que el consumo bajó y entonces sin esa demanda no hay mucho que discutir. La economía tiene precios, no valores reales. Y acá cada uno pone el precio que quiere. Igualmente, achicar el rojo comercial no viene nada mal a nuestra hiperproblemática economía.