En la primera reunión del bloque de Todos, en diciembre, el industrial José Ignacio de Mendiguren defendió la ley de emergencia económica y con conceptos no muy diferentes lo acompañó Juan Carlos Alderete, un histórico miembro del Partido Comunista Revolucionario (PCR) y coordinador de la Corriente Clasista y Combativa (CCC).

"¡Sos un grande Máximo! ¡Lograste que estos dos piensen igual!", felicitó Eduardo Valdes al jefe de la bancada. Este miércoles ninguno de los dos estuvo en el recinto para tratar la ley de la deuda: De Mendiguren se tomó licencia para asumir en el Bice y Alderete se negó a votarla junto a la salteña Verónica Caliva.

Legendario militante social y uno protagonistas de los piquetes de las últimas décadas Alderete se sumó a la lista de Unidad Ciudadana en 2017 como parte de un acuerdo del PCR con el kirchnerismo, pero asumió su banca el último 10 de diciembre en reemplazo de Carlos Castagnetto, funcionario de la AFIP, de los tantos corrimientos que hubo por migraciones de diputados al Ejecutivo. 

El año pasado logró ubicar en la nómina del Frente Todos de Salta a Caliva, también militante PCR, una fuerza política que reivindica la "revolución cultural" del comunista chino Mao Tse Tung y así lo ratificaron en las redes sociales cuando asumió. 

Fue el 4 de diciembre y la diputada juró por "Manuel Belgrano, por Martín Miguel de Güemes, por Juana Azurduy, por Otto Vargas, por René Salamanca, Clelia Iscaro, por Evita y el Che, por todos los que luchan por tierra, techo y trabajo, por mis hermanas y hermanos de los pueblos originarios salteños, porque será ley y vivas y libres nos queremos". 

Vargas es un recordado secretario general del PCR y Salamanca fue el líder el Smata de Córdoba secuestrado el 24 de marzo de 1976 con el arribo de la dictadura militar, un emblema para el sindicalismo de izquierda. Alderete también lo evocó en su jura. 

Este miércoles no habló en la sesión pero puertas adentro consideró que antes de pagarle a los bonistas había que investigar el origen de la deuda externa, porque el Banco Central "usó esas divisas para garantizar la fuga de capitales y la timba financiera que armó el macrismo y el FMI fue cómplice prestando más plata".

Radicales y macristas se sorprendieron cuando supieron que garantizaron la ley. Habían pedido posponer las deudas de las provincias y consiguieron estudiar el tema en una comisión. 

Se preocupó, además, por la aparición de juicios como aquel que instruyera Thomas Griesa y derivara en un default jurídico en 2014. Argumentos similares a los utilizados por Romina del Plá y Nicolás del Caño, los únicos que votaron en contra de la ley, con una manifestación sobre calle Rivadavia. 

No alcanzó que durante su exposición en el plenario de comisiones, el subprocurador Sebastián Soler aclarara que no será posible otro ataque jurídico de los fondos buitres porque los bonos renegociados tienen una cláusula de acción colectiva y si el 75% acepta la oferta y el resto no puede reclamar. No pasaba lo mismo hace dos décadas. 

La rebelión del PCR fue la primera de las fuerzas que acompañaron al Frente de Todos a través del Partido del Trabajo y del Pueblo (PTP) y Alberto prometió reunir en una confederación similar al frente amplio uruguayo, pero todavía no definió cuándo ni cómo.Y si bien pasa inadvertida hacia afuera del Congreso, la ausencia premeditada de Alderete y Caliva pudo ser un problema para que Máximo reúna los votos y apruebe la ley reclamada por Martín Guzmán para negociar con los bonistas. 

Es que ante las bancas vacías por motivos diversos de los oficialistas Magdalena Sierra, Lucas Godoy y Daniel Brue, el proyecto fue aprobado con 224 votos, 99 de ellos de Juntos por el Cambio. Como hacen falta 129 para una mayoría simple, la ley se hubiera caído si se iban del recinto los diputados de la UCR, el PRO y la Coalición Cívica representada por Elisa Carrió, muy decidida a colaborar para que haya ley.

Entre los aliados habituales hubo varias ausencias inoportunas. No llegaron al Congreso el santacruceño Antonio Carambia y la tucumana Beatriz Ávila, miembros de Unidad Federal para el desarrollo, el bloque del excéntrico José Luis Ramón. 

Juan Schiaretti sólo aportó dos de sus cuatro representantes del bloque federal: su esposa Alejandra Vigo no estuvo en la votación y Carlos Gutiérrez no pudo viajar por un accidente doméstico. Se abstuvo el socialista Enrique Estévez, compañero de esa bancada.  

Con estos números, sin el acuerdo con los gobernadores opositores para evaluar una ayuda por sus deudas locales no hubiera sido fácil aprobar la ley y una demora habría golpeado a Alberto al inicio de su gira en Europa. Si el compromiso de Juntos por el Cambio se sostiene, el próximo miércoles 5 será sancionada en el Senado, donde por ahora no hay síntomas de rebeldía. 

Las autoridades del interbloque opositor se sorprendieron ayer con su incidencia en la votación, porque imaginaban que el Gobierno los necesitaba para una aprobación holgada pero no que tenían poder de fuego para congelar la ley.

De haberlo tenido tan claro, hubieran negociado con más fuerza una ayuda para pagar las deudas locales con la Nación. Pedían que se pospongan sus vencimientos con Anses y el tesoro hasta 2024 y sólo lograron crear una comisión entre legisladores y funcionarios del Gobierno para acordar alguna ayuda financiera.

Se dieron el gusto de excluir a los bloques chicos, en una reñida votación y tras un picante cruce de chicanas del radical Mario Negri con el salteño Andrés Zottos, el rionegrino Luis Di Giáccomo, la neuquina Alma Sapag y los lavagnistas  Eduardo "Bali" Bucca y Jorge Sarghini, quien lanzó una advertencia: "Estas cosas no se hacen. Van a necesitar muchos acuerdos". Massa se comprometió a sumarlos. 

El presidente de la Cámara había advertido a poco de asumir que abriría el recinto por primera vez en 18 en enero para tratar una ley sobre la deuda. Su plan original era votarlo el 8 de enero, pero se demoró por los tiempos de Guzmán en redactar el proyecto. Llegó recién la semana pasada. Y se aprobó este miércoles.