Economía
El costo de la paz
Por Guido Lapa
Con independencia del relato que se quiera forzar para afrontar las elecciones de manera más positiva, lo cierto es que -por ahora- la actividad económica, los salarios y las jubilaciones, entre muchos etcéteras, vienen sufriendo más de la cuenta.

John Maynard Keynes escribió en 1919 una de sus obras más importantes: "Los costos económicos de la paz". En ella realiza una crítica al tratado de Versalles donde se advierte que las condiciones impuestas no iban a generar el resultado buscado y que la paz tendría los días contados, generando nuevos estallidos bélicos. En otras palabras, que la paz era precaria y costosa.

El semblante del gabinete económico nacional se encuentra muy alejado de una imagen triunfal. Con independencia del relato que se quiera forzar para afrontar las elecciones de manera más positiva, lo cierto es que -por ahora- la actividad económica, los salarios y las jubilaciones, entre muchos etcéteras, vienen sufriendo más de la cuenta.

Argentina, un país de película

Incluso un aspecto tan clave para la Argentina como lo es la cuestión de la deuda externa no reviste el tono exitoso que busca imprimirle Martín Guzmán en cada aparición pública: si bien presenta la reestructuración como un logro, lo acordado con los acreedores privados el año pasado no redundó en una mejoría financiera para el país, sino por el contrario, en el remate de los bonos argentinos que tienen uno de los rendimiento más altos del mundo.

La baja en la calificación crediticia del país (de emergente a standalone) fue una de las novedades más rimbombantes de la semana, pero implica poco más que la reafirmación de lo que el mercado ya había descontado. Para muchos analistas bursátiles más allá del efecto negativo que tendrá en el cortísimo plazo sobre las acciones y los bonos, sienta un nuevo piso después del cual solo se puede crecer. 

La baja en la calificación crediticia del país (de emergente a standalone) fue una de las novedades más rimbombantes de la semana, pero implica poco más que la reafirmación de lo que el mercado ya había descontado.

Por otro lado, el compromiso al que se llegó con el Club de París no fue visto entre los grandes actores financieros como una medida de alivio para el país, sino como un acuerdo por demás precario; una forma poco elegante de ganar tiempo. El ex representante argentino en el FMI, Hector Torres, increpó vía Twitter al ministro porque todavía se desconoce la letra chica del "puente" que le permite a Argentina pagar 430 millones de dólares en lugar del vencimiento de 2400: "¿Se van a pagar los intereses punitorios arreglados por Kicillof en 2014? ¿Qué pasa si no hay acuerdo con el FMI?" indagó Torres.

El silencio del ministro abre dos posibilidades: la primera es que la respuesta no resulte beneficiosa y por ende elija el silencio; la segunda, más maquiavélica, es que el pago de los punitorios exponga el mal acuerdo al que llegó en su momento el actual gobernador bonaerense, adversario interno de Guzmán que siempre fue criticó de esa negociación.

Guzmán anuncia un pago parcial al Club de París para evitar el default

Lo que está claro es que el monto que finalmente pagará Argentina no es caprichoso, coincide con los desembolsos que nuestro país le hará a China a lo largo del 2021. Es que el organismo constituido en la capital francesa, aunque tiene sus tensiones internas, está unido por su rivalidad con China y la creciente influencia del gigante asiático en el mercado de deuda soberana de todo el mundo y particularmente en América Latina. El embajador japonés en el país declara desde hace tiempo que buscan un trato igualitario entre los distintos acreedores, claramente apuntando a que no se patee la deuda con ellos cuando se le paga regularmente a Pekín.

Probada la falta de galardones para mostrar en el aspecto económico y con la concepción de que en las elecciones de medio término se plebiscita la gestión de estos primeros dos años de mandato, el gobierno se aferra a la paz cambiaria como el puntal para llegar a los comicios con la sensación de tener algo controlado mientras busca de manera más decidida una recomposición del consumo luego de un primer semestre con ajuste galopante. 

Lo que está claro es que el monto que finalmente pagará Argentina no es caprichoso, coincide con los desembolsos que nuestro país le hará a China a lo largo del 2021.

El freno al dólar, la estrategia gubernamental para contener a la inflación, además de haber fracasado en su objetivo, le sale muy caro al país en términos de reservas. Es que a pesar de haber tenido una cosecha récord justo cuando los precios de la soja y los cereales tocan sus máximos en casi una década, las reservas brutas del BCRA crecieron apenas en 3000 millones de dólares. Las razones detrás de tan magro aumento en condiciones inmejorables (y sin grandes vencimientos de deuda hasta ahora) pasan por las intervenciones del Banco Central para evitar la disparada del tipo de cambio, los pagos de deuda menores y el freno a las importaciones con su correspondiente impacto en la industria y el comercio.

Otra herramienta utilizada con el mismo fin es la esterilización de pesos vía Leliqs, una bomba de tiempo que es vista con malos ojos por parte de los auditores del FMI, que ya le habían sugerido al macrismo desarmar a su hermana mayor, las Lebac. Este es otro de los elementos altamente costosos para el gobierno que hasta comienzos de mes llevaba gastados $3.594.259 millones en intereses de Leliqs y pases que van a parar a los bancos. El gran problema para el gobierno se presentaría el día que no se quieran renovar estos instrumentos, lo que sería consecuencia de la no renovación de plazos fijos y que toda esa montaña de pesos vaya a presionar el tipo de cambio. Entre la espada y la pared.

Es otro de los temores que tienen en la casa rosada respecto del plan de estímulo electoral. Solamente en julio tienen pensado volcar cerca de 335.000 millones de pesos a la calle en el intento de descongelar una economía cuyo rebote disminuyó cuando más lo necesitaban los Fernández. Guzmán accedió a aflojar con ser el alumno modelo del Fondo por unos meses, pero duda de la dónde irá a parar de esta inyección. Es que sabe que si esos pesos no se destinan al consumo sería la sentencia de muerte para una paz cambiaria que, tal como decía Keynes respecto de Versalles, es tan precaria como costosa. 

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