La estrategia de Alberto Fernández busca generar un ámbito de toma de decisiones compartidas con los gobernadores y el jefe de Gobierno porteño, pensando en dos escenarios posibles, los dos atados con el alambre del miedo. |
Olvidate por un instante de la camiseta que visten los gobernadores en la Argentina. SÃ, de la de todos. Hay un tsunami de hechos provocados por el Covid-19 que los aterra enormemente, pero esos miedos no salen del patógeno del virus, sino que están en un laboratorio de dimensiones conocidas y temidas por todo el resto de la sociedad: La Casa
Rosada. O mejor dicho, por estos dÃas, la Quinta Presidencial de Olivos.
La cosa es más o menos asÃ, dirÃan en el almacén de la esquina que todavÃa no recibió la visita de los empleados de la secretarÃa de Comercio de la Nación ni la del intendente local: La estrategia del Presidente Alberto Fernández busca generar un ámbito de toma de decisiones compartidas con los gobernadores y el jefe de Gobierno porteño, pensando en dos escenarios posibles, los dos atados con el alambre del miedo.
En modo Bob Marley. Si al final del camino nos encontramos con un éxito relativo, la curva de infectados no alcanza a colapsar el sistema de salud argentino, y los titulares de los diarios no muestran imágenes escalofriantes como las de Estados Unidos o Europa, entonces Alberto Fernández dirá que gracias a su capacidad, y a la responsabilidad de los 24 gobernadores, sólo resta levantar a la Argentina del calamitoso estado económico... claro, de la tierra arrasada de Macri, y de las consecuencias devastadoras del Coronavirus. Si no, prendé la tele y observá cómo quedó China y el resto del Globo.
En modo teflón. Pero si la cosa se pone, el Presidente se convertirá en calabaza a las 12. Y ahà habrá grieta, pases de facturas al estilo "esto es responsabilidad de San Luis, esto de Mendoza y esto de Ciudad de Buenos Aires". Y de ahà no volvemos, o en realidad nunca nos fuimos: muertos de unos y otros, médicos argentinos vs médicos cubanos, Peronismo frente a Juntos por el Cambio, y Cristina Fernández de Kirchner volverá a ser la compañera de fórmula, hoy vicepresidenta de Alberto Fernández y quien conduce gran parte de los hilos de nuestro paÃs, comenzando por su precipitada carrera contra la Justicia.
Copia fiel del modelo Fernández es la de su discÃpulo, el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof.
Armó un semáforo a cuatro colores para trazar el grado de peligrosidad que existe en cada uno de sus municipios, y desde allà comanda su estrategia, entrega materiales médicos, en algunos casos de calidad dudosa, y abre el grifo para que los chacareros levanten la cosecha, para que los ganaderos salgan a hacer el tambo y para que los bonaerenses del primer y segundo cordón no salgan de sus casas, a menos que sean jubilados que deban cobrar sus jubilaciones.
En vez de comprar tests, medir, separar y aislar, hemos quedado en manos de la incapacidad, que no es otra cosa que la parálisis que genera el miedo frente a lo desconocido: quizás sea un buen momento para que los comités de especialistas llamen a psicólogos que trabajen sobre los miedos del Presidente.
Acá se formó un embudo. Por un lado está el Presidente abrazado al miedo, asfixiando la economÃa de los argentinos (porque vamos de mÃnima a una cincuentena generalizada con aperturas focalizadas luego), dándole a la maquinita las 24hs y sin un plan económico a la vista, y por otro lado está el temor de los gobernadores e intendentes a que les retaceen insumos, les quiten recursos, los corran de la flaca billetera nacional, y con el temor más grande en el horizonte: que Alberto Fernández en la Nación o Axel Kicillof en la Provincia, libren una batalla desigual contra ellos en caso de que en la Argentina colapse las arterias de la salud y de la economÃa.
El miedo al caos, a las consecuencias del Coronavirus, no es otra cosa que el pánico al qué dirán el año que viene, y luego en 2023, los argentinos sobre ellos. Con miedo o sin este, todos van a ser juzgados por cómo tomaron las riendas durante la pandemia y las consecuencias en la sociedad, empezando por el Presidente Alberto Fernández.
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