La Torre de Babel de Libros que la polifacética Marta Minujín levantó en la Plaza San Martín puede ser visitada por los amantes de las letras y los fanáticos de la creatividad al servicio del arte.

Distinguida por la UNESCO como Capital Mundial del Libro 2011, Buenos Aires se consolida cada vez más como la gran ciudad cultural de la región y desde hoy lo exhibe sin modestias a través de esta expresión artística de Minujín, obra que podrá ser visitada hasta el próximo 28 de mayo.

La Torre de Babel literaria, a semejanza de aquella otra que simbolizó las lenguas de la humanidad, es una creación a escala de la artista plástica argentina, quien que se vuelve a lucir vistiendo una estructura metálica circular de siete pisos de altura con 30 mil libros escritos en todos los idiomas, Torre por la que se puede ascender a pie hasta llegar a visualizar una bella postal de ciudad.

Imponente, majestuosa, arrogante. Así se muestra la flamante obra que celebra no solamente la unión del arte y la cultura, sino también la comunión de lo efímero con lo perpetuo, lo selecto con lo popular y lo bíblico con lo terrenal. Nadie como Minujín -o la 'Lady Gaga del arte' como ella misma prefiere que la llamen- para yuxtaponer en una sola obra estas legendarias dicotomías. Por la pluralidad de colectividades que participaron de la propuesta a partir de la donación de libros escritos en distintas lenguas y por la diversidad temática de los textos, la Torre de Babel podría considerarse como la contracara de aquel Partenón de Libros Prohibidos por la dictadura militar, obra antecesora de Minujín montada en 1983 en la Avenida 9 de Julio.

En rigor, la Torre viene a reafirmar a Buenos Aires como ciudad multicultural, híbrida, inclusiva y cosmopolita. No por nada, en la última década la vienen eligiendo los turistas extranjeros. Es que la capital argentina tiene más espectáculos que Nueva York, sesenta Bares Notables desperdigados alrededor del eje cívico, un moderno Puerto Madero, los vetustos y coloridos La Boca, Mataderos, asado y barrio chino y hasta la casi galáctica Florialis Generica, ahora detenida en el tiempo y a veces un tanto incomprendida.

Sin embargo, no todas fueron flores en la agenda cultural y educativa de este año: el espectáculo en el Teatro Colón del consagrado tenor español Plácido Domingo se vio frustrado por un conflicto gremial, la apertura de la Feria del Libro tuvo un tinte mas político que académico, debido a la controversial presencia de Mario Vargas Llosa, mientras que el emblemático colegio Carlos Pellegrini permanece tomado desde el 4 de mayo.

La buena noticia es que hasta el próximo día 28, vecinos y turistas podrán disfrutar de una torre de libros que tardó en materializarse casi lo mismo que el Obelisco, ese ícono porteño construido en 31 días y que estuvo a punto de ser demolido en 1939 por una ordenanza del Concejo Deliberante como si fuera otra propuesta de arte efímero de Marta Minujin, como aquel recordado Obelisco de Pan Dulce de los 70.

Pese a todos, así se expresa la querida Buenos Aires. Un crisol de contrariedades; un puñado de extravagancias, pero con arte, arte y arte.