Néstor Kirchner enfureció el domingo, se deprimió el lunes -un rato- y el martes ya estaba trabajando por su regreso. Hizo una evaluación de los daños sufrido, contó con precisión las fuerzas que le quedaban y, palabaras más palabras menos, sentenció: "Bueno arrancamos desde acá, ahora vamos por más".

Es que si hay algo que caracterizó a la carrera política de Kirchner es haber construido desde la debilidad. Lo hizo cuando asumió la Presidencia con el 22 por ciento de los votos, y muchísimo antes cuando llegó a la intendencia de Río Gallegos, casi sin nada.

Ahora se ha planteado como desafió emprender una nueva "larga marcha" para reconquista el poder; o al menos para proyectar la ilusión de que tal vez -en una de esas-, pueda recuperarlo y así achicar la sangría que se disparó entre las filas del oficialismo.

Y con con ese objetivo opera sobre varios frentes. A través de Jorge Capitanich, lo hace hacia el interior de la liga de gobernadores que buscan acotar o directamente eliminar su liderazgo -y en este sentido, habría que leer los últimos movimientos del chaqueño, y sobre todo aquellos que indirectamente opacan la figura de Daniel Scioli-.

Pero también opera hacia el 2011 con un objetivo claro: eliminar la competencia del principal presidencial que hoy tiene el peronismo: Carlos Reutemann. Se trata de un movimiento que engarza con el anterior, cuanto más tarde el PJ en definir un sucesor, más sobrevida política tendrá Néstor Kirchner. Por eso, para evitar que comience ya la peregrinación a Santa Fe, es que apunta a demoler o al menos entorpecer la candidatura de Reutemann.

El plan -que implícitamente contiene algunos ragos de autocrítica- se completa con su decisión de comenzar a recorrer y trabajar en todo el país en la reconstrucción de una fuerza propia, que estará a medio camino de dos experiencias fallidas: la trasnversalidad y la "pejotización".

"Kirchner va a armar desde el peronismo que lo acompañe, pero va a tratar de concretar algunas líneas de apertura puntuales sin caer en la concertación o transversalidad que fueron tremednos fracasos", comentó a La Política Online, un ex integrante del gabinete que el mismo lunes llamó al ex presidente y le ratificó su apoyo. Hablaron largo y Kirchner le anticipó algunas líneas de acción, que el sábado pasado hizo públicas en su discurso en Parque Lezama.

En ese marco intentará acercar a Pino Solanas y Martín Sabbatella, para reflotar la idea del PJ con otras fuerzas de izquierda. "Con Pino se va a tratar de sumarlo en algunas propuestas legislativas que
él comparta y con Sabbatella se intentará recomponer", agregó la fuente.

El candidato de Proyecto Sur hizo una excelente elección y logró ocupar el segundo lugar en la Capital con 24% de los votos y el ex intendente de Morón, podría sumarle 5,5% esenciales en el Conurbano bonaerense. Auqnue lo más interesante es lo que aportan como matiz ideológico hacia la izquierda o centro izquierda.

Capitanich, Scioli y Reutemann

"Quien ejerce la conducción estratégica y política de nuestro movimiento es quien ejerce la primera magistratura de la Nación, es decir, la Presidenta", afirmó esta mañana el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich.

Se trató de una sutil desautorización a la tarea que viene realizando Daniel Scioli al frente del PJ. Es que según comentaron fuentes kirchneristas a este medio, el ex presidente ha recaído en su tradicional mirada paranóica hacia el gobernador bonaerense -o bien tiene algunas precisiones sobre sus diálogos con los gobernadores-.

Estas mismas fuentes aseguraron a La Política Online que no hay una sola palabra que salga con tonada chaqueña que no haya sido conversada antes con Kirchner y Cristina. “Capitanich hace lo que dice Kirchner”, afirmaron y especificaron: “Es el operador de Kirchner hacia adentro de la liga de gobernadores. El hombre a mirar en esta etapa es Capitanich, no Scioli”, agregaron.

Aunque lo más posible es que esa mirada sea una simplificación y Kirchner este simplemente complejizando el juego, equilibrando a Scioli, y los gobernadores, para reservarse algún poder de mediación.

Es más, un experimentado operador del peronismo graficó este verdadero ajedrez o Go chino, ante La Política Online: "los gobernadores saben que Capitanich no es un jugador de los grandes para el 2011, pero tiene el peso de encarnar al menos un hemisferio, de la estrategia de Kirchner".

En esat verdadera guerra fría que se ha desatado hacia el interior del poder real del peronismo entre Kirchner y los gobernadores, el ex presidente ya organizó un "núcleo duro" para demoler el candidato de recambio. Allí aparece, una vez más Juan carlos Mazzón, como el hombre elegido para instrumentar el operativo de demolición de Reutemann. Aunque con un tramoyista profesional como mazzón nunca se sabe y no debría sorprender que vaya como a Santa Fe como killer kirchnerista y vuelva como jefe de la campaña Lole 2011.

Como sea, él propio Kirchner ya se arremangó y el sábado en Parque Lezama –su primera aparición después de la renuncia a la presidencia del PJ- se dedicó a polarizar con Reutemann, pegandole con los temas que sabe sacan de sus casillas al ex gobernador: las inundaciones y las víctimas de la represión del 2001 a manos de la policía brava de Santa Fe.

Incluso, en el kirchnerismo anticiparon a La Política Online que de recaer Reutemann en sus críticas a Kirchner y la Presidenta, podrían generarle algún problema judicial, como su supuesta inacción ante los archivos de la represión ilegal que se encontaron en esa provincia, y que supuestamente ya se conocían durante su gestión como gobernador.

Pero el operativo no terminaría allí, Kirchner evalúa incluso potenciar la figura del gobernador santafesino, Hermes Binner, como una vía indirecta de golpear a Reutemann. Según fuentes oficialistas “quieren convertirlo en una especie de Gerardo Zamora santafesino”, en referencia a la especial relación de la Casa Rosada con el radical gobernador de Santiago del Estero.

Bachelet y la idea de empezar de nuevo

La estrategia de Kirchner surge de la lectura que él hace de los resultados de los comicios. A nivel nacional, entre el 25% y el 30% de los electores apoyan al Gobierno. Y en sus cálculos, se dice: “Es más que lo que obtuvo el resto de las fuerzas. Ni Macri, ni De Narváez, ni los radicales y Carrió, ni los peronistas disidentes tienen ese piso, ”. Así es que, según esa lectura, Kirchner cuenta con una base poderosa para transitar los dos años y medio de mandato que le quedan a su mujer.

Incluso, aún derrotado, Kirchner no descarta ensayar algún intento por retener el poder en el 2011. En ese marco, fantasean con la idea de poder convertir a Cristina en una Bachelet argentina. La presidenta chilena comenzó su mandato con una pésima imagen positiva y hoy alcanza el 70% de popularidad en el país vecino.

Claro que lo que no comentan los kirchneristas es que Michelle Bachelet optó por políticas ahorrativas en las épocas en que la economía chilena crecía por los precios internacionales, algo que hoy le permitió tomar medidas contracíclicas en medio de la crisis. Argentina no ahorró en el ciclo expansivo, y hoy la crisis la encuentra con menores herramientas que el país vecino, y con la caja -factor ordenador del kirchnerismo-, en vías de extenuación.